martes, 26 de noviembre de 2013

# Canción triste.


Porque yo ya me sé la estructura de las sonrisas dependientes, y el dinamismo de los bucles auto-destructivos, ya sé lo que es echarse de menos a sí mismo y echar de menos algo que jamás pasó, escribir de noche, odiar el Sol.

Sé lo que es abandonar el mundo y encerrarse en una cama meses, y ver llorar a las paredes, ver el techo arroparte cada día con la ternura propia de una madre, y ver pasar las tardes por la ventana, ajena a todo, extraña, tristemente superviviendo.

Y ya me conozco lo de pegarle al espejo y gritarte por dentro. Los arañazos y las cuchillas.

Sí, yo ya sé lo que es estar rota y ser bajita y creer tocar fondo, pero no.

Conozco como la palma de mi mano la tristeza y la nostalgia, el autoengaño y el falso empeño, la mentira, la estafa, el error y la desesperación post-coito.



Que ya me sé el cuento de los "te quiero" antes de marcharse, la fatídica manía de pedir perdón sin sentirlo, la obsesión con romantizar todo aquello que hiere, los malditos mensajes de buenos días que no quieres, y que no tienes.



Porque romper con el mundo fue raro, y ya nunca supe volver.

Porque tampoco siento que forme parte de nada, no pertenezco a ningún lugar.

Porque no tengo la más mínima intención de curarme, ni de olvidar, y quizás ese sea mi peor auto-lesionamiento.

Porque no sé ser feliz, ni creo que vaya a serlo.

Porque nunca dejo de lado a esta soledad, a veces me siento menos sola, aunque últimamente ni si quiera eso, pero jamás dejaré de vivir en un pasillo oscuro de doble sentido, infinito y sin final.

Porque no sé escribir feliz, porque no sé ser,

fin.




-Que no saben de lo que hablan, 

ya les enseñaré los cortes, 

no saben de soledad-






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